¿Qué es LA CORTESÍA?
“Es el ceder el paso a la otra persona”
Podríamos considerar como fundamento de la cortesía y de la educación la frase tan conocida: “No hagas a otro lo que no quieras para ti”.
Tratar a los demás como queremos que nos traten, lo importante de esta reflexión no es hacer esto por conveniencia hacia uno mismo sino por respeto a su SER.
Los humanos somos seres racionales conviviendo con los demás en una sociedad que se comporta conforme a normas y leyes para el bien de todos.
Tenemos derechos a que se nos trate como a persona humana y digna, la cortesía es el elemento perfecto para ello.
Este trato digno se realiza con la cortesía o buena educación.
Las primeras personas a quienes debemos un trato de cortesía es a nuestros familiares: padres, esposo (a), hermanos, hijos, etc.
Al ser corteses hemos de actuar siempre con sinceridad, con sencillez, con naturalidad, con humildad, no adoptar un trato de aparente bondad.
Nuestro trato exterior es reflejo de nuestros sentimientos. Si realmente los amamos los trataremos bien aún en los momentos más difíciles, en esta forma seremos corteses con ellos.
Cuando notemos a alguno de ellos alterado por algún problema, lo que sucede muy frecuentemente, por sus relaciones de trabajo o con los amigos, actuaremos con mucha discreción, prudencia y tacto.
Muchas veces vale más el silencio y una actitud atenta, y amorosa.
Como herramienta del desarrollo de nuestra cortesía aprenderemos a ponernos en los zapatos del otro (esposo (a), hijos, jefe, amigos, etc.).
además de tratar de ver SU realidad: el ambiente que lo rodea, las circunstancias por las que está pasando, su carácter, etc. y tratar de comprenderlo.
Por tanto, al hablar de cortesía hablamos de modales al hablar, comportarnos y actuar respetando el entorno mío y el espacio de los demás.
Yo reflejo en los demás mi propia persona, así bien reconozco sus valores y circunstancias de vida.
Mientras más conozcamos a las personas que nos rodean en su modo especial de ser de cada uno, más nos interesaremos por ellos, en sus cosas, nuestro trato vendrá a ser afable y comprensivo a la vez que firme y seguro.
Busquemos que la convivencia con los que nos rodean sea nuestro maestro en la superación personal.
Ciertamente es muy difícil conservar siempre la serenidad y el equilibrio en el trato con los demás; sin embargo, hemos de tratar de hacerlo.
Tratar de no levantar la voz más de lo necesario, ni gritar. La norma es el amor, el resultado natural es la cortesía.
Cortesía con nuestros vecinos: Cuantas veces nos toca vivir con vecinos de trato difícil, huraños, agresivos, pedantes, etc., o de costumbres muy diferentes a las nuestras.
Cuantas veces de problemas insignificantes se hacen problemas serios y casi siempre, todo tiene su origen en la falta de cortesía.
Hemos de anticiparnos nosotros con un trato cortés, así seremos capaces de generar su simpatía y evitaremos los problemas.
Hemos de estar siempre dispuestos a ayudar y servir a nuestros vecinos. Tratar de que haya un ambiente de amistad y buen trato hacia todos en nuestra colonia.
Cortesía con desconocidos: Todos los días hemos de encontrarnos con gente que no conocemos: en una tienda, en el camión, en una oficina pública, etc., no olvidemos nunca que la primera norma en el trato es la cortesía.
Hemos de tener presente siempre los signos de la cortesía: el saludo, el agradecimiento, el compartir con los demás los acontecimientos felices de nuestra vida: un cumpleaños, una boda, un nuevo hijo, etc.
Al mismo tiempo atender con gusto las invitaciones. Que se nos hagan, sin descuidar nuestras obligaciones y sobre todo acompañar a nuestros hermanos en las ocasiones difíciles: visitar enfermos, compartir un duelo, etc.
La convivencia con los demás está basada en el respeto a la dignidad humana. La cortesía es la muestra básica de este respeto que facilita las relaciones humanas, nos enriquece.
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